En este proyecto los clientes nos pedían básicamente «amplitud». Se trataba de un inmueble bien proporcionado, al que apenas se le querían hacer cambios y con el que los propietarios nos proponían el reto de afrontar el proyecto bajo la mínima intervención consiguiendo el mayor aprovechamiento.
Con estas premisas empezamos a bocetar y realizar esquemas tomando como intención de partida algo que sonaba tan radical como darle la vuelta 180º a la distribución.
Si al principio advertíamos una distribución proporcionada, no eramos ajenos a la situación en planta de las dos zonas principales en la que se dividen los inmuebles.
En la primera visita, al entrar por ese distribuidor tan común en la arquitectura tradicional, (paso y espacios cerrados) no llamo la atención el hecho de que para ir al comedor o la cocina primero había que recorrer todas las habitaciones y que estas dos estancias que marcan la zona de día se encontraban separadas por el núcleo húmedo de servicios.
Por este motivo propusimos a los promotores dar un giro completo a los espacios existentes y, como si en un juego de palillos se tratase, mover tres tabiques que darían una nueva entidad a su futuro hogar.
Con esta maniobra limpiamos la entrada principal, se dio mayor amplitud al salón/comedor/cocina, se contribuyo a la eficiencia climática aportando ventilación cruzada, se redujo superficie de paso y se aporto un baño a la habitación principal que nos reclamaban los dueños.
Una pequeña acción que precipito en un nuevo hogar completamente diferente.