El ser humano lleva haciendo buen uso de la arquitectura durante siglos para cubrir el planeta de creaciones provenientes de su ingenio, soportado sobre el papel hasta casi el final del siglo XX. Pero el siglo actual es testigo de una evolución tan grande que no se tienen precedentes en tiempos de las culturas clásicas. Estamos a las puertas de un cambio, quizás situados bajo el marco de dicha puerta y es nuestra responsabilidad dar el paso y adentrarnos o quedarnos a mirar.
He de recuperar aquí una charla que vi de Santiago de Molina (no sé si por tercera o cuarta vez) sobre las oportunidades de cambio. Utilizada la puerta como sujeto protagonista durante toda su exposición. En ella se expone la cantidad de posibilidades con las que nos encontramos a lo largo de nuestra vida. Aseguraba que las opciones estaban ahí, ahora es decisión nuestra tomar el camino o dejarlo pasar.
Que mejor manera de expresar lo que significa el trabajar con estos medios que la de una oportunidad de cambio, para nosotros, que mejor manera de entenderlo que como una puerta, una puerta para nuestros clientes, una puerta para mostrar nuestros trabajos, una puerta para traducir y hacer legible los proyectos, una puerta para todos, en definitiva, una puerta para acercar la arquitectura a todas las personas que no tienen por qué ver lo que nosotros imaginamos en nuestra cabeza, y no tienen por qué entender lo que nosotros entendemos en un plano, una sección o incluso en una perspectiva hecha a mano en un momento de compresión particular de cada uno.
Nosotros que, desde que arrancamos con nuestro pequeño estudio de arquitectura, aquí en Cehegín, pensábamos en esta herramienta, la REALIDAD VIRTUAL, como una metodología imprescindible a la hora de trabajar con los clientes. Además, hemos descubierto una reiterativa mueca que se reproduce en cada uno de los sujetos que experimenta esta sensación, y que, irremediablemente, delata al receptor de las imágenes proyectadas. Lo que apunta aún más interés por nuestra parte para con esta metodología.
Se trata de uno de esos gestos que gritan en silencio, que pasan casi de puntillas por el rostro del que, sin esperarlo, ve cumplir el primer paso para alcanzar su sueño, el de su nuevo hogar. De esos que expresan tanto con tan poco. Una mueca efímera, que caduca al tiempo en el que sales de la realidad alternativa a la que te transportan las gafas y que desaparece al levantarlas. Como si de una sacudida se tratara, la luz golpea el rostro devolviéndote a la vida real y recuperando la tensión habitual de los músculos faciales.
De repente, todo vuelve a ser como antes, la magia ha desaparecido, pero guarda una pequeña brecha a la que solo es capaz de asomarse quien ya ha disfrutado de la sensación. Si cerramos fuertemente lo ojos nuestro cuerpo generara esas endorfinas que nos harán recuperar aquella involuntaria expresión, con la que a escondidas disfrutaremos.
Esto es lo que nosotros llamamos REALIDAD VIRTUAL, la capacidad para despertar en una persona sensaciones parecidas a las de la realidad, pero sin, ni si quiera, haber puesto la primera piedra. Como no hacer uso de ella.
Recuerdo cuando empecé a tratar con estos temas. La reproducción de escenarios virtuales, la renderización de espacios inexistentes, la sustitución de la nada por el todo, por elementos dimensionados y escalados a las condiciones de partida. Apenas era un novato, casi como ahora, pero hace ya cinco años cuando descubrí este campo de trabajo con el que quedé impresionado.
La idea es generar opciones que nos posicionen del lado del cliente, que nos aproxime a ellos y nos permita trabajar codo con codo buscando las mejores alternativas a sus intereses (no nos equivoquemos, al final se trata de sus proyectos no de los nuestros). Debemos tener la responsabilidad de hacer llegar cada diseño, cada idea y cada proyecto de un modo que nuestro receptor se sienta cómodo.
Me vienen a la cabeza uno de mis primeros trabajos, una reforma para el piso de unos amigos, cuando, tras definir el proyecto y cambiar toda la distribución de la vivienda, imprimí el plano de lo que podía ser su nuevo piso y me reuní con ellos. Una conversación-monologo en la cual creía que lo estaban entendiendo todo a la perfección hasta que, después de una hora de exposición, me dicen “¿pero esto lo podemos ver en 3D? es que yo así en el papel no me imagino como será”.
A partir de ahí sobran las palabras. Ese momento tan común y tan obviado durante tanto tiempo ya no tiene lugar de ser.
¿Al final que podemos perder si no aplicamos este concepto a nuestro proyecto? Seguro que mucho más que si lo hacemos. Quizás, el proyecto no prospere y hayamos perdido algo de tiempo, quizás hayamos ganados unos segundos de sonrisa, quizás el trabajo prospere y no solo sonriamos.
Así que por qué no dar rienda suelta a esa incauta sonrisa. Acércanos a las personas. Seguir sonriendo. Riamos. RV.