La vivienda, situada a orillas de una gran vía verde peatonal, que une la zona del noroeste con la capital de la Región, Murcia, y que mantiene el recuerdo del antiguo paso del tren que cosía los municipios los cuales, igualmente, hoy circunda la senda ya mencionada. Se ubica, sigilosamente, en la parte alta de una parcela dividida en dos, cada día, por los cientos de ciclistas, corredores y peatones que atraviesan diariamente entre Cehegín y Bullas.
Un paseo, para acceder a ella, en el que las vistas del conjunto se van plegando y cerrándose hasta el momento en el que se nos muestra plenamente la panorámica sin obstáculos.
El encargo nos llegas precipitado por la aparición de nuevas leyes municipales que limitarían cualquier tipo de construcción y que, por tanto, esta urgencia nos imponía, como primer condicionante, un bajisimo presupuesto de ejecución.
El proyecto, una segunda/tercera residencia para una pareja del centro de la ciudad, que buscan el calor de un lugar idílico, entre pinos, donde desconectar, o conectar, según se mire.
La ubicación, situación y la buena intención de los clientes, hace que se piense como una vivienda autónoma autosuficiente y sostenible que recupera el agua de lluvia para el riego y genera sus propios recursos.
El proyecto, pensado íntegramente como una unidad independiente, tanto de su entorno como de la red eléctrica y abastecimiento de agua, se piensa bajo criterios bioclimáticos y sostenibles, eliminando todo aquellos añadidos innecesarios que no hacen mas que enmascarar lo que para nosotros es la verdadera arquitectura.
El bloque de hormigón, el cemento, la chapa ondulada… materiales comunes con los que se levantan las miles de casetas de aperos del entorno, se piensas y reutilizan generando una composición de volúmenes independientes que recuerdan esta tipo de arquitectura disgregada en el paisaje rural del que procedemos.